Todo Sobre el Vivir Encantadoras flores rojas en un hermoso día - Todo Sobre el Vivir La bandera

Desesperado por Ayuda


Desesperado por Ayuda - El Espiral Descendente
Todo el mundo me respetaba, excepto mi familia, quienes una vez alardearon del buen muchacho cristiano que era. Ahora, yo era el muchacho malo con el potente carro, una cadena con la cruz, y todas las mujeres que quisiera. Antes de que mi corazón entendiera, tendría que caer más bajo en el hoyo infernal. Experimenté con muchas drogas, bebía, y maldecía como un marinero. Hasta empecé a pretender que era un gánster y pasaba tiempo con verdaderos gánsteres, pero a un precio muy alto para mi salud y sanidad mental. Esta vida era la que yo creía que era "buena onda."

En alguna parte de este torbellino experimenté el ejército y un matrimonio, y terminé perdiendo a mi esposa e hijo debido a mis violentas adicciones. Mi actitud era diferente. Toda mi persona cambió para peor. Me volví irreconocible para muchos y hasta mi familia eventualmente me cerró las puertas. Satanás había obtenido exactamente lo que quería. Ya no era poderoso en el mundo. Mis palabras ya no transmitían ninguna inteligencia. Me había vuelto inútil para Dios. Estaba totalmente destruido. O así lo pensó Satanás. Si me hubieran preguntado en ese entonces, habría estado de acuerdo con él. Yo no era nada. Vivía para mí mismo, utilizaba a gente y luego las tiraba cuando terminaba con ellas.

Mis emociones eran peores que los casos más extremos de maniáticos depresivos. Pateaba violentamente las paredes y utilizaba mi entrenamiento en artes marciales para doblegar a la gente. Luego terminaba en una zanja aullando de horror por todo lo que había hecho. Una rápida entrega de metanfetaminas y estaba de vuelta en la cima del mundo.

El ciclo se volvió peor y peor, hasta que terminé viviendo en mi carro, el cual se estaba cayendo a pedazos y era tan ilegal como yo. Ya no era más el muchacho malo con el que todos querían estar. No tenía amigos. Tenía sólo un par de artículos de vestir con agujeros. Mi corazón estaba vacío. Yo lo sabía. Podía ver en lo que me había convertido. Era un mendigo drogadicto que hacía cualquier cosa para conseguir drogas. Este era el final de camino para mí. No tenía ya más a dónde ir. Nada más que intentar. Sabía que el fin vendría pronto, por mi propia mano o por la de uno de los muchos enemigos que había hecho en el camino. Yo no era un hombre. Era un niño que estaba experimentando una pataleta por 8 años. A mi paso había dejado un camino lleno de destrucción y pérdida.


Desesperado por Ayuda - Dios Ayúdame
Estaba desesperado por ayuda -- el dolor, la agonía y el pesar brotaron de mi corazón en la forma de una voz que debió haber sido escuchada por kilómetros y kilómetros. Grité con un rugido sonoro de emoción. No podía contenerlo más. Una y otra vez grité, esperando que el dolor disminuyera. Y entonces vino una calma. Sentí un desahogo que era más que emocional. Clamé en alta voz al Señor. Me rendí. Mi espíritu no me pertenecía. Mi vida no era mía.

Me dirigí a un refugio local de la Cruz Roja y encontré una Biblia en mi litera. Esa misma noche me entregué al Señor en una oración de arrepentimiento. Estaba humillado. Me sentía tan poco digno. Me llevó tiempo acercarme a Su trono. Cada palabra fue sopesada cuidadosamente antes de sucumbir completamente y comenzar a llorar, como un niño lo hace con sus padres. Tenía un profundo deseo de entender de verdad; de ser realmente libre de mi pecado y conocer a Jesucristo.

Al principio no entendí cómo ocurrió, pero después de algún tiempo en oración esa noche, recordé una oración que había dicho rápidamente varios meses atrás. Le había dicho a Dios que un día regresaría a Él. Me había dado cuenta que no podía hacerlo en un pensamiento. Le había dicho rápidamente a Dios que tenía muchas distracciones en mi vida para volverme a Él y que necesitaba de Su ayuda para regresar. ¡Dios había contestado esa oración! Durante los meses siguientes lo perdí todo. Eso lo explicaba. Lo entendí. Tenía sentido. Oré por menos distracciones y Dios permitió que se me quitaran todas. Cada posesión y cada amigo desaparecieron. Hasta mi adicción parecía haber simplemente desaparecido. No tenía deseos de buscar más drogas. No lo había notado mientras yacía en oración en mi litera, sobrio y en silencio.

No sentía ningún deseo de cosas pecaminosas. Ya no tenía deseos de ser importante y de estar en control. Ya no quería ir a buscar a una mujer y llevarla a un hotel, o quebrantar alguna ley o herir a mi familia. Era como si se hubiera levantado una nube de encima de mí y por primera vez podía ver. ¡Ese pesado yugo se había ido!

Antes de terminar mi oración esa primera noche en el refugio, le pedí a Dios que me permitiera entender Su Palabra. No para impresionar a la gente con un conocimiento vano, sino para poder entender cómo aplicarla a mi vida y cómo ayudar a otros. Abrí la Biblia por primera vez en un largo tiempo y comencé a leer y a escuchar lo que Dios me estaba diciendo.

¡Era absolutamente asombroso! Cada palabra de cada oración tenía sentido. Todo aplicaba a mí, a aquellos que me rodeaban, y al mundo entero. Leí y leí hasta que me quedé dormido sobre el buen libro. Cuando me desperté al día siguiente, me sentí 100 por ciento diferente. No me sentía culpable, ni con un tremendo peso. Ni siquiera me sentía como yo mismo. Veía todo alrededor mío a través de nuevos ojos. No hay una mejor manera de describirlo.

Para mí, el mundo yacía abierto, sin atractivo y obvio. Podía ver cada trampa de Satanás mientras pasaba a gente en mi camino hacia el comedor de caridad local. Podía escuchar a los pájaros cantar una canción diferente. Sentía un amor en mi corazón que no podía contener. Verdaderamente, quería dar saltos, pero estaba muy ocupado mirando en asombro a mi alrededor. ¿Cómo podía ser ese el mismo mundo de ayer? ¿Cómo pudieron mis ojos estar abiertos y no haber visto todo esto? ¿Cómo no pude haber escuchado todo lo que pasaba a mi alrededor? Este era un mundo diferente de aquel en que yo había vivido, porque ya yo no le pertenecía. Yo había escuchado esto antes y alardeado bastante de conocer lo que se siente ser lleno del Espíritu Santo, pero experimentarlo de verdad... ¡Guau! Muy diferente de las historias que yo había contado. Esto era el amor. Esto era lo que es el ser libre. Mis palabras son demasiado blandas para describir ese primer día de caminar con Dios.

Estaba tan entusiasmado que comencé a llevar la Biblia conmigo a todas partes y a leerla en cada momento ocioso (a menudo en voz alta). Dios comenzó a utilizarme para influenciar otras personas necesitadas. Mi testimonio no sólo ocasionó que otros rompieran a llorar, yo mismo no podía dejar de llorar mientras lo compartía. A menudo, yo lloraba por otros y sentía la urgencia de ayudarlos. "¡Ellos no conocen la verdad! ¡Tengo que decírsela antes de que sea demasiado tarde!" Ya no era más un títere de Satanás, sino una herramienta del Señor.


Desesperado por Ayuda - Dios está Utilizando Mi Desesperación
Hoy (casi cinco años después) ya no estoy desesperado por ayuda - He encontrado paz en mi corazón. Estoy felizmente casado con dos hijos y actualmente dirijo un ministerio que el Señor ha puesto en mi corazón y para el cual me ha ordenado. Soy capaz de utilizar todo con lo que el Señor me ha bendecido para ayudar a aquellos necesitados en mi ciudad. Espero (Dios mediante) que el ministerio crezca. Creo que este ministerio crecerá, porque he tenido sueños desde antes de que comenzara, en donde vi grandes galpones con salones destinados para consejería, para juegos de niños, para comunicaciones y capacitación, estudios bíblicos, muchos dormitorios, cuartos de baño, y mucho más. Todos esos lugares estaban llenos de indigentes, drogadictos, adictos sexuales, los perdidos y los que se ocultan, los golpeados, y los pobres. Estos galpones estaban localizados por todo el mundo. Cada uno lleno de hombres y mujeres de Dios deseosos de servir donde fuera necesario. No un galpón con mi nombre como fundador, sino simplemente con la verdad que es nuestro propósito: "Manos de Ayuda de Dios."

Ahora, cuando le digo a alguien que puede ser liberado de su adicción, y él responde: "¿Cómo lo sabes?", puedo decirle: "Porque Dios me libró a mí de eso mismo."

Gloria a Dios porque Él completará el trabajo que comenzó. Gloria a Dios que podemos ser moldeados y convertidos en una nueva creación. Gloria a Dios que a pesar de nuestras maldades, Él nos permite ser utilizados de acuerdo a Su voluntad. ¡Que la alabanza esté hoy y siempre en mis labios y en mis acciones para que Él conozca mi corazón agradecido!

¡Encuentre Ayuda!



¿Tú qué piensas?
Todos hemos pecado y merecemos el juicio de Dios. Dios, el Padre, envió a Su único Hijo para cumplir ese juicio por aquellos que creen en él. Jesús, el creador y eterno Hijo de Dios, quien vivió una vida sin pecado, nos ama tanto que murió por nuestros pecados, tomando el castigo que merecíamos, fue sepultado, y levantó de la muerte como lo dice la Biblia. Si de verdad crees y confías de corazón en esto, recibe a Jesús como tu Salvador, declarando: "Jesús es Señor," serás salvado del juicio y podrás pasar la eternidad con Dios en el cielo.

¿Cuál es su respuesta?

Sí, hoy he decidido seguir a Jesús

Ya soy seguidor de Jesus

Todavia tengo preguntas





¿Cómo puedo conocer a Dios?




Si murieras hoy, ¿iría usted al cielo?


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